Vida saludable
LLevar una vida saludable siempre será un punto a favor para que nuestro envejecimiento sea productivo y sano. Por ello, desde hace varios años se está haciendo hincapié en llevar un envejecimiento activo para que nuestra salud, tanto mental como física-emocional, se encuentre en las mejores condiciones y podamos ser un poco más felices. Varios estudios han determinado que si llevamos una vida diaria con rutinas y hábitos saludables nuestro envejecimiento será mucho mejor que si no lo llevamos a cabo.
Así, entre las características que debemos tener en cuenta se encuentran facetas como: la nutrición, el ejercicio físico, la actividad mental y la participación social. Cada faceta debe ser cuidada a diario y sin descuidar una en beneficio de otra. En Micla Claret (Sevilla y Granada) tenemos muy claro que el día a día de nuestros residentes es imprescindible para que se encuentren mejor y más felices, por ello planteamos diversas actividades diarias para que puedan tener una salud más fuerte y luchamos cada día para que se encuentren como en casa, pero mejor cuidados.
Entre los hábitos saludables es imprescindible respetar la tan mencionada dieta meditárrena, ya que nos aporta la cantidad de nutrientes de máxima calidad que nos hará tener una actividad física más controlada y mejor. Asimismo, es recomendable realizar un poco de ejercicio diariamente: caminar, correr, jugar a algún deporte suave... Lo que más se adecue a nuestro ritmo de vida y condiciones físicas, pero sin olvidar que debemos tener un mínimo de ejercicio físico. Así, estudios con animales han aportado pruebas de que los entornos enriquecidos, es decir, los que favorecen el ejercicio físico y la estimulación cognitiva con regularidad, reducen o previenen el declive cognitivo relacionado con la edad. Muchos de estos hallazgos han sido respaldados por estudios en humanos. Por otro lado, los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, arterosclerosis, obesidad, tabaquismo y tensión arterial alta) también están implicados en una mayor repercusión del envejecimiento en las capacidades.
El ejercicio físico y la nutrición contribuyen, entre otros factores, al control de tales factores de riesgo. La investigación científica sugiere que los factores de riesgo para las alteraciones cardiovasculares también lo son para el deterioro cognitivo. Es decir, lo que es malo para el corazón también es malo para el cerebro.
Varios estudios longitudinales con personas mayores han indicado que el ejercicio físico está asociado a un menor declive congnitivo y a un menor riesgo de demencia que la participación en determinados programas de ejercicio físico para personas mayores ha repercutido, positiva y moderadamente, en el rendimiento en evaluaciones de la función cognitiva. Aún así, también existen estudios que no han podido demostrar que el ejercicio físico tenga un efecto protector del deterioro cognitivo o la demencia.
Y no podemos olvidar el ejercicio mental, con diversas actividades adecuadas para evitar enfermedades, como el Alzheimer, y muy importante la sociabilización. El ser humano es sociable, y por ello debe continuar con su relación social. Una relación que se convierte en imprescindible en edades altas ya que eso hace que nuestra calidad de vida sea mucho más adecuada.