El envejecimiento de la sociedad demanda cada vez más centros especializados para paliar necesidades que sobre todo dentro del ámbito familiar no son factibles. El mito de asociar residencia con abandono ya se ha superado y es en estos centros sobre todo donde los auxiliares, son un pilar fundamental en el cuidado del mayor.
Nosotros formamos parte de su día a día, desde primera hora de la mañana. Sus primeros buenos días y sus últimas buenas noches. La empatía del auxiliar con el mayor es fundamental ya que somos el apoyo que en la mayoría de los casos necesitan para realizar sus necesidades básicas, desde la higiene diaria, la elección de vestido, la alimentación etc. Conocemos sus costumbres, manías, gustos, somos capaces de detectar cualquier cambio en ellos tanto físico como anímico.
Los familiares ven el primer referente para transmitir sus inquietudes, dudas y por qué no también sus quejas.
Nuestra colaboración con el resto de equipos del centro es fundamental ya que gozamos de la inmediata cercanía.
A quién de nosotros no le han realizado la típica pregunta ¿cómo puedes trabajar en eso? Y tu respuesta ha sido, me gusta, me siento bien estando con ellos y aunque a veces resulte un trabajo duro, los malos momentos se compensan con lo que nosotros también recibimos: miradas, caricias, sonrisas y sobre todo besos, muchos besos.