Es verano y todos nuestros horarios cambian. Dormimos más tarde, almorzamos y cenamos más tarde, picamos entre horas y las buenas y saludables rutinas de los meses más frescos cambian de forma radical debido a las elevadas temperaturas a las que nos enfrentamos y las múltiples opciones que nos depara esta estación.
Cuando hablamos del bienestar, de la salud, es imprescindible conocer que nuestro cuerpo actúa como una máquina bien engrasada cuando tenemos ciertas rutinas sanas y cumple determinados horarios. De todos es conocido que en el momento que variamos, a veces, la hora de la cena cuesta más trabajo coger el sueño, entre otras cosas.
Por ello, los profesionales de la salud reivindican y apuestan por mantener una cierta 'rutina' en nuestros hábitos más importantes como suelen ser los horarios de comidas; aunque si bien podemos variarlos, de cara al fin de las vacaciones o tiempo estival sí que se recomienda ir variándolos poco a poco para que nuestro cuerpo se vaya acostumbrando.
Por ejemplo, en nuestros centros de Claret Granada y Claret Sevilla los profesionales que vigilan por la salud de nuestros residentes, nuestra familia, están muy pendientes de que todos cumplan con una rutina básica para mejorar su calidad de vida; pero sin olvidar darles incentivos interesantes como pueden ser juegos, meriendas o actividades varias que complementen su día a día.
Debemos saber y comprender que aunque variemos nuestros horarios en épocas festivas, debemos respetar al máximo nuestras rutinas ya que el cuerpo y, por consiguiente, nuestra salud luego se resentirán como suele suceder a la hora de hacer ejercicio (algo olvidado en verano por el buen tiempo). Asimismo, los beneficios son múltiples. Por ejemplo para las personas que desean bajar o controlar su peso, si acostumbramos al cuerpo a ciertos horarios de comidas (y no el típico descontrol de esta época), el propio cuerpo nos pedirá alimento sólo a esas horas; por lo que controlaremos mucho más nuestros hábitos alimenticios.